Energía

Necesitamos  un cambio en la política energética en el estado español que nos haga más autosuficientes y sostenibles, y menos dependientes de los combustibles fósiles.

El actual modelo energético, basado en el uso de combustibles fósiles –gas, carbón y petróleo- se ha agotado. Diversos factores indican la necesidad de un cambio: el efecto invernadero  causante del cambio climático, la escalada en el precio del petróleo, el propio agotamiento de los recursos energéticos o la dependencia del exterior –que en España ronda el 80%- nos obligan a buscar con urgencia alternativas.

Los intereses de ciertas corporaciones energéticas suponen  una fuerte barrera a este cambio, pues sus propuestas siguen alimentando un modelo que no es la solución, sino el  problema  (por ejemplo, prácticas como la fractura hidráulica “fracking” o como la quema de escorias y de residuos como nuevas fuentes de energía suponen mayores riesgos  para la salud de la población y para el medio ).

El desarrollo de las energías renovables no sólo constituye un mecanismo para la mitigación de los efectos del cambio climático y protección del medio ambiente, sino que también en términos de generación de empleo.

El impulso al autoconsumo permite aumentar la autosuficiencia energética de comunidades, empresas  o personas que pueden generar su propia energía de forma limpia y, si la regulación  normativa lo facilita,  también de forma barata.

Energía nuclear

El problema de los residuos radiactivos –algunos con una vida de miles de años-, aún sin resolver, el riesgo de accidentes y los elevados costes desaconsejan el uso de la energía nuclear.

Energías limpias de fuentes renovables

El uso de energías renovables –sol, viento y agua- y el ahorro y la eficiencia energética, por tanto, son las únicas alternativas viables y sostenibles que pueden frenar el cambio climático y hacer frente a la actual crisis energética.

Energías basadas en combustibles fósiles

Respecto a las fósiles, las energías renovables tienen indudables ventajas. No contaminan, disminuyen la dependencia energética del exterior, generan más empleo y sirven para fijar población en el entorno rural.
Los combustibles fósiles son el petróleo, carbón y gas así como sus derivados: gasóleos, gasolinas, fuel-oil, plásticos, butano, propano, …  
Actualmente el precio del petróleo y su monopolio ha impulsado otras propuestas no convencionales, como la fractura hidráulica, que cuenta con fuerte oposición por parte de la ciudadanía por sus fuertes impactos  ambientales, algo que contrasta con bajos rendimientos energéticos.

Las propuestas para reducir los impactos viene por ir reduciendo el uso de estos combustibles e ir introduciendo alternativas:

    Algunos motores pueden sustituir o combinar el diésel por el biodiésel

    Se puede  generer  energía a partir de los gases procedentes de la digestión de los purines y otros residuos orgánicos, cerrando el ciclo de la materia

    También estos materiales puede proporcionar gases para combustión

    La biomasa (huesos de aceituna, de cáscaras de almendra, de virutas, de restos de poda, pellets) bien tratada es perfectamente competitiva en calderas para  calefacciones

    Empleo de las renovables tradicionales: solar fotovoltáica y eólica para generar electricidad

    Potenciar el transporte usando esta electricidad a partir de renovables

Ahorro y eficiencia energética

Si mejoramos la eficiencia energética conseguiremos producir lo mismo con menos recursos. El método: hacer más con menos , para que la demanda energética no aumente por encima del PIB, sino que se distancie, ganando en competitividad.

El campo del ahorro y la eficiencia energética  es un nicho de nuevos empleos, muchos dentro de los empleos verdes, cuya verdadera magnitud estamos empezando a adivinar, y que se ven impulsados de manera coherente desde los programas y políticas europeas.

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